martes, 9 de octubre de 2012

DE RATONES Y ZOMBIS.

“Nobody never gets to heaven, and nobody gets no land. It’s just in their head.”
 John Steinbeck 
“Of mice and men”

“As he watched the couple the room went dark, and he spun around. Shoba had turned the lights off. She came back to the table and sat down, And after a moment Shukumar joined her. They wept together, for the things they now knew.” 
Jhumpa Lahiri
 “A Temporary Matter”


A Nelly Furtado porque… ¿Por qué diablos no?

#1

Despertó con el ya típico sobresalto. Un brinco. Ojos bien abiertos. Aferrándose a la calibre doce y cortando cartucho instintivamente. No ha olvidado cómo era despertarse antes de que todo se fuera al carajo. Es sólo que ya no piensa en ello. No tiene caso. Aún dentro del auto se estira lo mejor que puede y mira a ambos lados del camino tratando de divisar si existe algún peligro. No ve nada. Finalmente se decide y baja de la pick-up que maneja desde hace cuatro meses. Es el vehículo que más le ha durado. Antes de ese, utilizó unos quince autos distintos sólo para salir de la ciudad y un par más en su recorrido. Un total de diecisiete vehículos que la han llevado a transitar ya, miles de kilómetros hacia ningún lado en particular. Los transitados a pie son cosa aparte. Afuera el clima es agradable. Los primeros atisbos de la primavera se dejan sentir y el aire matutino se revela fresco pero acogedor. Se da el lujo de cerrar los ojos un instante y alza la cabeza hacia la luz del sol. Puede sentir el agradable calor sobre su rostro y por un instante extrae de su memoria la imagen de su hijo, sólo por un segundo. Eso basta para que las lágrimas asomen una vez más. Sabe que no podrá librarse de ese sentimiento nunca. No mientras siga viva. Guarda la imagen de su hijo nuevamente y la oculta lo mejor que puede en la más recóndito de su mente. Abre los ojos y mira de nuevo hacia ambos lados. No hay nadie. Ahora sabe que mientras existan grandes extensiones de tierra sin construcciones la posibilidad de encontrar peligro es menor. Sin embargo no puede permitirse bajar la guardia. No si quiere seguir viva. Aunque cada vez y con mayor frecuencia se pregunta si eso tendría algún caso. Seguir viva. También se cuestiona, ingenuamente, si algún día todo volverá a ser como antes. Pregunta estúpida. Nada volverá a ser como antes. Regresa a la camioneta. Toma una de las botellas de agua que están del lado del copiloto y bebe un trago largo. Tapa la botella y la deposita nuevamente en su lugar. Mira al frente y antes de decidirse a andar, toma el receptor de la radio HF que trae la camioneta. Abre la boca pero se detiene antes de hablar a través de ella. Piensa si no será demasiado temprano. En un innecesario intento por no ser impertinente duda por varios minutos si debe o no llamar. Al fin se decide y lo hace.

 ¿Estás ahí?

Pasan algunos segundos y por un momento teme lo peor. Quizás él no le conteste. Quizás todo ha terminado del otro lado de la línea.

¿Estás ahí? , pregunta de nueva cuenta. Unos segundos más. Ella baja el rostro y recarga su frente sobre el volante. Se sorprende murmurando:

 “Por favor”
Entonces se escucha el click. La voz ligeramente grave del otro lado de la línea carraspea.

 ¿Estás ahí? , pregunta por tercera vez.
 Aún estoy aquí.
 ¿Pasaste buena noche?
 Si ¿Y tú?
 También.
 ¿Nunca dirás “cambio”, después de hablar?
 Tú no lo haces.
 Está bien.
 Olvídalo.

Se escucha una leve risilla del otro lado de la línea y ella sonríe instintivamente.

 ¿Cuánto planeas avanzar hoy? , pregunta.
 Si fuera por Isaac no pararíamos nunca. Como él nunca duerme. Pero yo necesito parar.Lo necesito para sentirme normal.
 ¿Lo logras?
 Creo que sí.
 Entonces no lo logras.
 Te haces a la idea pero realmente no lo sientes.
 Tienes razón “Kim”.
 ¡Ja! Hace mucho que nadie me dice así. Hace mucho… ¿Por qué lo has hecho?
 ¿Te molesta?
 No. Es extraño. Es todo. ¿Por qué lo has hecho?
 Me desperté con la sensación de que últimamente todos mis días han sido iguales.
 Todos tus días han sido iguales. Al menos los últimos tres años y medio…
 Por eso mismo, hoy decidí que lo haría distinto.
 ¿Por eso me llamaste Kim?
 También es tu nombre ¿O no?
 Sí, pero nadie me llama así.
 Ok. No lo haré más.
 Gracias.
 ¿Ya desayunaste?
 Todavía no. Avanzaré un poco antes de hacerlo. ¿Hablamos al rato?
 Por supuesto “musa” mía.
 ¿Alguna novedad?, pregunta ella ignorando el último comentario.
 No de momento.
Podría acostumbrarme a ello.
  Sé de lo que hablas.
 Calculo que si nada extraño pasa, nos encontraremos en unas cuatro semanas.
 Define “extraño”.
 Algo como morir.

Ahora la que ríe es ella.

 Nos vemos pronto entonces, dice él.
 Ok. Hasta ese día…
 Hasta ese día…
 ¿Algo nuevo para escuchar hoy?
 Hace tres días encontré algo de Warren G… ¡Vieja escuela! ¿Y tú?
 Algo mío.
 ¿En serio?
 En serio. Será la primera vez en mucho tiempo.
 Disfrútalo.
 Eso haré. Hablamos al rato, Alex.
 Hablamos al rato, Nelly.

Desde un forzoso y riguroso punto de vista científico. Lo que actualmente pasa en el mundo simple y sencillamente no es posible. Sin embargo, según la ciencia, las rodillas del ser humano no están hechas para caminar ya que su aparente fragilidad hace del acto de andar un evento circense en el cual, el ser humano, literalmente arriesga la vida con cada paso que da. Si tomamos dicho ejemplo como prueba, es claro que no podemos confiar en la reciprocidad entre ciencia y realidad. Las rodillas son frágiles, sí, y a pesar de ello, caminamos. Desde un punto de vista científico, el tono amarillento de la piel y la descomposición de ésta se le puede atribuir al malfuncionamiento de los riñones y el hígado. El corazón humano al dejar de bombear sangre hace imposible que las células del cuerpo se oxigenen y se alimenten por ende, mueren. Los largos periodos de ayuno llevan a una pérdida de la homeostasis (Regulación del desarrollo interno del organismo), en pocas palabras: No comes, no puedes vivir. Al haber descomposición, habría presencia de parásitos que provocarían, eventualmente, la desintegración total del organismo. Todo esto aunando a la imposibilidad de un conjuro mágico colectivo de grandes proporciones o la existencia de un virus que se propague igual de rápido que un resfriado hace que, científicamente, lo que pasa en el mundo actualmente sea imposible. Y sin embargo, los muertos caminan. Nelly Furtado no ha pensado en todo esto. Tal vez en algún momento lo hizo. Pero eso, ahora no importa. Ve un grupo de tres zombis sobre el camino. No duda un sólo instante y acelera. Mientras se acerca, del auto-estéreo de su auto se escucha a si misma:

   Everybody look at me, me
 I walk in the door you start screaming
 Come on everybody what you here for? 
Move your body around like a nympho 

Arrolla al que está más adelantado y lo destroza por completo. El ruido es terrible pero ella no mueve un músculo del rostro. Frena y baja del auto. Acorde a las reglas de las cintas de horror no debería hacerlo. Pero el odio contenido por tanta violencia presenciada anula todo sentido común. Está por demás decir que hoy no es un buen día. Síndrome pre-menstrual. Corta cartucho y dispara a la cabeza. Con la práctica se ha hecho una excelente tiradora. No es de extrañarse. Hoy en día, manejar un arma es cosa corriente.

  Everybody get your necks to crack around 
All you crazy people come on jump around 

Da en el blanco sin problema. La distancia no era mucha y con una escopeta, fallar sería imperdonable. Gira un poco y se planta frente al tercer ente. Contrario a lo que se pueda pensar, deshacerse de ellos no es tan difícil. En realidad no son rápidos. No como al principio. El problema es que aún son muchos.

  I want to see you all on your knees, knees 
You either want to be with me, or be me! 

Le dispara cuando este último se encuentra a un metro. Sangre o algo parecido le salpica el rostro. No le importa. Regresa al auto justo a tiempo para el coro.

  Maneater, make you work hard 
Make you spend hard 
Make you want all, of her love…

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